miércoles, 23 de mayo de 2012

Y para terminar... el final

Hay tantas paradojas en el mundo..., la hay de todo tipo, pero a propósito de la didáctica se me ocurre una. Resultaría del siguiente método: a través del paradigma sociocrítico sacar conclusiones de tipo conservador tradicional. Es decir, si educando en una búsqueda de la justicia social en un determinado aspecto y por una dialéctica ascendente (según la nomenclatura platoniana) llegáramos a que la solución deba darse aplicando algo que ya se había hecho antes o haciendo que lo que se está dando se aplique bien de verdad. Por ejemplo, si descubrimos entre todos que para llegar a una igualdad entre hombres y mujeres no es necesario poner una faldita intermitente en los semáforos para peatones. Comprendiendo que en ese caso, un icono que no lleve un distintivo no es discriminador, sino al contrario. Comprendiendo así que hay elementos en el lenguaje, o en la vida cotidiana que no son restos de una cultura tradicionalista machista, ni un pensamiento conservador, sino que atiende a una búsqueda de coherencia, mediante el uso de la lógica.


Otra cosa bien distinta es lo que criticaba Paulo Freire. Él hacía una crítica de la mentalidad neoliberal-tradicional según la cual "las cosas son como son porque no pueden ser de otra manera". Pero el propio paradigma promovido por postmodernistas permite criticar lo que aparentemente es la solución desde una perspectiva socialdemócrata, siendo críticos con lo que se supone que es progreso para el ser humano y lo que se supone que es mejor para el ser humana porque siempre ha sido así (caricatura de los paradigmas postmodernista y positivista).

Es innumerable número de ocasiones que hemos dicho que no hay un método educativo infalible que no sirva en todos los casos. No es bueno obsesionarse con un método educativo (aunque el docente no sea consciente de que está utilizando un método educativo), sino ir a lo que necesitamos obtener y preguntarnos qué método es el mejor, cómo evaluamos, cómo lo desarrollamos.

Así, no podemos dudar, que la opción más correcta por ejemplo es la que toma el profesor del documental 'Ser y tener' a la hora de dejar a su alumno de cuatro años sin recreo con el fin de terminar una tarea. En este caso no se deja la libertad absoluta al discente, pero esto es debido a su edad y su capacidad. Aún así el profesor toma medidas diferentes para cada alumno centrándose en el caso particular de cada uno y atendiendo a las competencias que la ley indica que cada alumno debe tener al finalizar la etapa escolar. Podríamos pensar que algo así podría hacerse en cualquier caso, esto es, si un alumno en un curso no ha adquirido las competencias correspondientes a ese curso, podríamos dejar que pasaran al siguiente y que fuera en éste donde adquirieran las que no han logrado adquirir y las nuevas del otro curso. Pero si buscamos la practicidad nos damos cuenta de que en cursos de 60 niños con 3 ó 4 líneas funcionar así dificultad el aprendizaje.

Llevado al extremo la instrucción o la educación más rígida de los primeros años de la infancia llegamos a lo que vemos en la película 300, donde vemos reflejado el sistema educativo de la sociedad espartana. Vemos que la imposición de conocimientos (ya no mencionemos ya la sociocultural) no aparece únicamente en esos primeros años de la niñez o en el ambiente educativo informal familiar, sino que desde que nace hasta que muere, la liberad de un espartano quede sometida al servicio de Esparta. Esto se da gracias a un estudiado y riguroso sistema educativa, denominado Agogé, que abarca todos los ámbitos de la sociedad. Un caso semejante al de un monarca (incluso en la actualidad) que desde que nace está predestinado a ocupar un lugar en la realeza del país y debe recibir una educación que le oriente a desempeñar esa función, o también sin ir más lejos (no tan radical) lo vemos en aquellas familias donde los hijos obligados por los padres y acompañados de un proceso motivacional deben dedicarse a ejercer la misma profesión que ellos. En este último caso no vemos que la elección predeterminada haya sido con el fin de servir a la institución del Estado, sino a algo que algunos pedagogos consideran institución: la familia.

Iván Illich, pensador, que apostaba por una sociedad
desistitucionalizada, empezando por una desintitucionalización
en la eduación. El extremo opuesto a la Agogé.
En la película 'El amor tiene dos caras' vemos a dos estilos distintos, que toman elementos de las dos circunstancias mencionadas anteriormente. Por un lado a una profesora de universidad que utiliza el romanticismo sentimentalista de la poesía apelando a una identificación del alumnado con el contenido de su asignatura de literatura. Este estilo guarda parecido con el del profesor francés del documental, ya que ambos tiene la comunicación con sus alumnos como un punto importante en la enseñanza y utilizan estrategias psicológicas dirigidas a la mejora actitudinal del alumnado, y que sea esto lo que les impulse al conocimiento de la materia. Por otro lado vemos en el mismo ambiente (el universitario) la utilización de elementos comunes con el sistema espartano, ya que ambos parten de unas ideas como verdaderas y necesarias para la formación del individuo. Aunque queda muy lejos del propósito de la Agogé, el profesor hace el papel de transmisor de contenidos utilizando como herramienta la escritura y el lenguaje, así como los espartanos tenían como herramienta el adoctrinamiento en el arte de la batalla.

Mi valoración en cuanto a la escena en la que vemos el singular método de la profesora de Lengua en la película 'Diarios de la calle', es que es un reflejo de una posible excepción de la implantación de un modelo sociocrítico en el ámbito escolar de la educación. Porque la actividad de los puntos comunes de los alumnos  para unir a los compañeros reúne muchos elementos de tipo sociocrítico: metodología grupal, transformación por concienciación en el colectivo al que va destinado, pero rompe con la regla emancipadora de este paradigma. ¿Por qué lo hace? Porque esa emancipación física ya se da, busca otro tipo de emancipación: que ellos mismos rompan con los prejuicios. Esta carácterística es una de las que, objetivamente, resulta más positiva de este paradigma que resulta tan amplio, y como contrapartida tan antinatural y contraproducente para muchos. Pero que es el único sistema que tiene de partida esta ruptura de los prejuicios en búsqueda de una transformación social que abogue por una mejora y justicia social. Dando también de partida (influenciado por la ideología) unas claves que definen que es lo justo.

Después de todo lo que he visto de este paradigma hecho modelo, método y llevado a las clases he de evaluarlo positiva y críticamente. Positivamente, porque me ha permitido (por los métodos y recursos que facilita) conocer la didáctica desde dentro, siendo y viéndome parte de un proceso educativo programado que me sirve para identificar y ver en la práctica como se realiza. Y críticamente porque el mismo paradigma me invita a ello. He aprendido que tanto para la enseñanza como para cualquier labor que tenga una base ideológica-ética-moral la creatividad, la tolerancia y la virtud son tres conceptos que deben aparecer y dirigir todo proyecto humano.

Doy las gracias a los que habéis seguido las entradas que he realizado y pido perdón por la mala expresión que suelo tener, así como por las erratas, la escasez de documentación y fuentes, y las faltas de ortografía. Un saludo. Sed felices y críticos con lo que os rodea.


1 comentario:

  1. Bien Jose Manuel,
    conseguiste enderezar el Blog antes de la fecha final. Aunque tu línea de trabajo es más filosófica que educativa, confío en que poco a poco a lo largo de tu trayectoria académica irás perfilando ese caracter más socioeducativo propio de la profesión que has elegido. No obstante tus entradas tienen suficiente contenido para superar la asignatura. Saludos y buen verano.

    ResponderEliminar